Shadowman tocando el banjo irlandés. Una jiga tradicional irlandesa. El sonido no es fantástico, ni lo es la ejecución (hay enganchada de dedos en el compás número 27), pero hace tiempo que quería aprender esta canción. Tocada más deprisa y con más instrumentación siempre me ha evocado una imagen: las hordas del Clan McLoud lanzándose a la batalla, dispuestos a enfrentarse al enemigo en campo abierto.
Cosas que pasan por la mente de uno.
miércoles, 15 de julio de 2009
martes, 14 de julio de 2009
Filosofadas patilleras III: La filosofía positiva, la magia blanca y la madre que las parió

No he oído mayor patraña en toda mi vida.
Acaso pensar que te va a tocar la lotería va a hacer que realmente el numerito que lleva tu boleto caiga del bombo? Acaso imaginarte a tu vecina la del cuarto (la que tiende los tangas de leopardo en el patio) desnuda en tu habitación va a conseguir que acepte una proposición de cena romántica contigo? De verdad crees que desear que tu odioso jefe se coja unas vacaciones definitivas va a influir lo más mínimo al Todopoderoso Creador para que por fin le llame a su lado y te libre de él para siempre?
De hecho, a eso en mi pueblo se le llama "magia", y no a lo que hace David Copperfield, como hacer desaparecer elefantes y cutradas parecidas. Supongo que en este caso sería "magia blanca", pero de cualquier forma, por creer cosas semejantes quemaban a la gente en la Edad Media.
Es también interesante saber que hay un término en psicología llamado el "pensamiento mágico", que desarrolla gente con Trastornos Obsesivo-Compulsivos, y que consiste precisamente en lo contrario a lo que estoy describiendo. Es decir, en temer que, si piensas que te va a atropellar un coche, o que a tu mujer le va a crecer un pene enorme de un día para otro, esto ocurra realmente.
Desde mi punto de vista es exactamente lo mismo, pero al revés. Total, que si tienes "pensamiento mágico" negativo, te llaman obsesivo y te cargan de antidepresivos y ansiolíticos, pero si tu "pensamiento mágico" es (llamémosle) positivo, entonces te llaman optimista, y encima está socialmente bien visto y eres una pesona admirada.
No he visto mayor injusticia en toda mi vida.
De hecho, creo que el optimismo está sobrevalorado. Todo el mundo conoce el desagradable sentimiento de decepción que produce una expectativa no cumplida. Cuanta mayor ilusión te hace quedar con la vecina del tanga, mayor va a ser después la hostia cuando te diga aquello de "No, lo siento, pero podemos ser amigos". Ya te vale, amigos no necesito, amigos ya tengo, pero no tienen ese culo. En cambio, si vas ya puesto en lo peor, todo resultado infinitesimalmente mejor que lo esperado hace una ilusión tremenda. Si vas a la batalla dispuesto a ser humillado de la peor de las maneras, y al final la vecinita no sólo te abre la puerta, sino que encima te habla (te habla!! y te mira, con esos ojazos que dios le ha dado!!), te puedes ir a casa más contento que un niño con zapatos nuevos.
Y encima, nadie me va a negar que tiene muchísimo más valor pelearse con un enemigo al que ves como una horda de Orcos sedientos de sangre, que robarle los caramelos a alguien porque piensas que es un niño indefenso.
En fin, que he decidido llevar mi pesimismo con la cabeza bien alta, defenderlo a capa y espada, y hacer de él mi arma de batalla diaria frente a la magia blanca tan promovida hoy en día, y que tantas decepciones provoca. Soy un pesimista, y estoy orgulloso. :P
Todo muy patillero, ya lo sé, pero el que quiera (o pueda) que me entienda. Además, para eso es este mi blog, para escribir lo que me de la gana. Hala, a cuidarse.
jueves, 11 de junio de 2009
Stagefright
viernes, 29 de mayo de 2009
Frases para la historia I

Dice el Sr. Ricardo Benjumea, Redactor Jefe de la revista "Alfa y Omega" (tela marinera con el título), el semanario católico del Arzobispado de Madrid (buenos días, Sr. Varela, ¿hay alguien ahí?):
"Reducido el sexo a simple entretenimiento, ¿qué sentido tiene mantener la violación en el Código Penal?"
Un aplauso... plas, plas, plas... Creo que realmente no necesita comentarios, y quiero pensar que la frase está sacada de contexto, pero la cosa venía a cuento del tema de la pastilla del día después. Me parece entender que el razonamiento de este ser humano (hoy me siento generoso) es algo así como: si te tomas la pastillita, el sexo pasa a ser solo un divertimento. Hasta aquí no veo el problema, pero continuemos. Si el sexo es sólo un divertimento, entonces quizás la violación no debería ser delito.
...
Lo siento, se me ha puesto la mente en blanco durante unos segundos, es un efecto que me producen a veces este tipo de razonamientos. Es una sensación extraña, como si la realidad fuera inconexa, como si en algún punto se perdiera la lógica continuidad del espacio-tiempo y hubiera un salto que mi mente no ha sabido procesar. ¿Será un fallo en Matrix? ¿Estaremos viviendo una falsa realidad? ¿Estaré atrapado, sin saberlo, en un universo paralelo? Uf, me está dando miedo tot plegat, así que mejor lo dejo.
Lo siento, pero no soy capaz de seguir, me está dando la angustia existencial otra vez...
Otro día, más. :P
viernes, 15 de mayo de 2009
Burrocracia (4ª parte... y última?!)
Anteriormente, en "Burrocracia":

Epílogo
El optimismo que mi ansiada y esperada victoria me ha producido me ha dado la valentía suficiente como para enfrentarme dos veces en una misma mañana al despiadado monstruo de la burocracia. Así que me acerco al CAP de mi barrio con la intención de inscribirme allí, ahora que por fin tengo en mi poder el certificado de empadronamiento.
Un mostrador más, una funcionaria más, esta vez con bata. "Que quería inscribirme en este CAP", y con voz triunfal anuncio: "aquí traigo el certificado de empadronamiento". Ella lo coge, trastea durante unos momentos en el ordenador, imprime otro documento y me lo entrega. "Aquí tiene, le devuelvo también el papel del padrón, parece ser que no me lo ha pedido".
Se me pone cara de tonto. "No me lo ha pedido?" Qué quiere decir "no me lo ha pedido?" No entiendo nada. Es que el sistema tiene unos requerimientos diferentes, según el día que vas y el tiempo que hace? Porque la última vez me dijeron que hacía falta el PUÑETERO DOCUMENTO (con perdón)!!!!! Casi me pego con tropecientos funcionarios, y ahora resulta que "no me lo ha pedido"?!?!
En fin, que después de tanto ajetreo y tanta batallita, la única conclusión es que cada día entiendo menos sobre la PUÑETERA BURROCRACIA de este país. Lo único que uno puede hacer cuando requiere un documento oficial es armarse de valor, llamar al primo karateka y estar dispuesto a perder el tiempo que haga falta y a pegarse con quien sea menester. La verdad, debería haber una forma más fácil de hacerlo todo, la vida no puede, no debería ser tan complicada. Recemos a San Bill Gates para que un día se le ocurra hacer algo realmente útil para la humanidad, algo así como un supersistema informático que unifique todos los datos y los procedimientos burocráticos del mundo y que jubile (o fulmine) de una vez y para siempre a tanto burócrata y tanto funcionario inútil.
Pero bueno, hasta entonces, seguiremos soñando. Y explicando batallitas.
Buenas noches y buena suerte.
El otro día llego a casa de trabajar, a las tantas como es habitual. Entro en el portal, abro el buzón para comprobar el correo... y hay algo... algo que parece... espera... no puede ser... sí... no... dios que nervios... LO ES! Una factura de la luz!! Y debe estar... (la abro apresuradamente, la emoción me embarga).. Sí! Está a mi nombre!
Subo las escaleras corriendo, no puedo esperar a explicarle a todo el mundo la buena noticia... luego recuerdo que vivo solo... vaya, no puedo explicárselo a nadie. Es igual, lo que cuenta es que, teóricamente, ahora ya dispongo de un documento en regla para poder empadronarme en mi barrio, Hostafrancs, Barcelona. Pronto la lucha habrá llegado a su fin, se me hace un nudo en la garganta... pero me contengo. No debo cantar victoria antes de tiempo, debo mantener la mente fría, el enemigo seguramente tiene muchas tretas escondidas, y no debo confiar en que ésta batalla sea fácil.
Al día siguiente me levanto temprano, con toda la ilusión de que soy capaz a esas horas. Yo y mi primo el karateka nos vamos al Ayuntamiento una vez más. Hago la cola para coger número, por suerte no hay mucha gente esta vez. Me atiende una señorita, le expongo por enenenenésima vez en esta vida a qué voy, le enseño el documento que traigo en esta ocasión, para que me confirme su validez. "Sí, esto sí que le sirve". No me lo puedo creer, es posible? Quizás después de todo mi esfuerzo no ha sido en vano?
Entro al interior de la oficina, me siento pero al poco rato mi número aparece en la pantallita. Me dirijo al mostrador número 7, tal como indica la misma pantallita. El corazón resuena en mi pecho como un bombo de procesión de Semana Santa. "Pues verá, que quería cambiar mi dirección en el padrón, le traigo esta factura. Como puede ver, está a mi nombre...". Cruzo los dedos. El hombre examina el documento y empieza a teclear en el ordenador. Toda mi vida pasa por delante de mi en unos segundos, los buenos momentos, los momentos de angustia, de dolor... Es difícil aceptar que, después de todo, quizás nada haya valido la pena...
"Aquí tiene, su certificado de empadronamiento".
Las palabras del funcionario me sacan de mi ensoñación. Aún resuenan en mi mente cuando veo delante de mi un papel, un documento dónde... sí, efectivamente, se certifica que yo resido en el barrio de Hostafrancs, calle Tal y Tal, 08014, Barcelona. Lágrimas de emoción empiezan a resbalar por mis mejillas. Le doy efusivamente las gracias al funcionario y salgo a la calle desbordante de alegría.
Corro por la calle, felicitando la Navidad a todo el vecindario a grito pelado, con un pavo debajo del brazo. Todo está cubierto de blanco, los niños han construído un muñeco de nieve en mitad de la calle. Me paro un momento a participar en su guerra de bolas de nieve, me rio con ellos. Luego sigo mi camino, y desaparezco entre el gentío, tarareando una alegre tonada...

Epílogo
El optimismo que mi ansiada y esperada victoria me ha producido me ha dado la valentía suficiente como para enfrentarme dos veces en una misma mañana al despiadado monstruo de la burocracia. Así que me acerco al CAP de mi barrio con la intención de inscribirme allí, ahora que por fin tengo en mi poder el certificado de empadronamiento.
Un mostrador más, una funcionaria más, esta vez con bata. "Que quería inscribirme en este CAP", y con voz triunfal anuncio: "aquí traigo el certificado de empadronamiento". Ella lo coge, trastea durante unos momentos en el ordenador, imprime otro documento y me lo entrega. "Aquí tiene, le devuelvo también el papel del padrón, parece ser que no me lo ha pedido".
Se me pone cara de tonto. "No me lo ha pedido?" Qué quiere decir "no me lo ha pedido?" No entiendo nada. Es que el sistema tiene unos requerimientos diferentes, según el día que vas y el tiempo que hace? Porque la última vez me dijeron que hacía falta el PUÑETERO DOCUMENTO (con perdón)!!!!! Casi me pego con tropecientos funcionarios, y ahora resulta que "no me lo ha pedido"?!?!
En fin, que después de tanto ajetreo y tanta batallita, la única conclusión es que cada día entiendo menos sobre la PUÑETERA BURROCRACIA de este país. Lo único que uno puede hacer cuando requiere un documento oficial es armarse de valor, llamar al primo karateka y estar dispuesto a perder el tiempo que haga falta y a pegarse con quien sea menester. La verdad, debería haber una forma más fácil de hacerlo todo, la vida no puede, no debería ser tan complicada. Recemos a San Bill Gates para que un día se le ocurra hacer algo realmente útil para la humanidad, algo así como un supersistema informático que unifique todos los datos y los procedimientos burocráticos del mundo y que jubile (o fulmine) de una vez y para siempre a tanto burócrata y tanto funcionario inútil.
Pero bueno, hasta entonces, seguiremos soñando. Y explicando batallitas.
Buenas noches y buena suerte.
miércoles, 13 de mayo de 2009
Filosofadas patilleras II: Equivocarse

De hecho, esto no tiene nada que ver con el tema de este post, pero no me negareis que no tiene desperdicio. Aaaay Humphrey Humphrey!! Qué estarías mirando, pollo!!
Y de las frases, me quedo sin duda con ésta:
"Todo el mundo puede equivocarse, por eso los lápices vienen con una gomita en la parte de atrás."

Y que haya tenido que ser un dibujo animado el que lo diga... Es más, que haya sido un personaje que, según parece, lo único que tiene que hacer todo el día es estar pimplando cerveza en el bar de Moe! (envidiable vida, por otra parte).
Porqué estamos tan obsesionados con equivocarnos? Porqué tenemos tanto miedo? Organizamos nuestra vida de tal forma que intentamos ultraprotegernos al máximo y controlar absolutamente todo lo que nos sucede. Y cual es el resultado? Uno, que nos seguimos equivocando, y dos, que nos volvemos unos cobardes.
Supongo que todos hemos hecho cosas que preferiríamos no haber hecho. Siempre he pensado que el típico valiente que dice "Yo no me arrepiento de nada" o está mintiendo, o no ha salido de su casa en su vida. Y algunas de esos errores nos marcan de por vida, pero en el momento en que las hicimos eran inevitables. No es que quiera ponerme en plan "filosofía positiva", que cada día me da más grima ese rollo, pero si para algo debería servir pasarlo mal es para aprender a solucionar marrones.
Y esa es la cuestión, creo yo... marrones seguirá habiéndolos toda la vida, por mucha armadura que uno se ponga, y por mucho que uno enfoque las cosas "de forma positiva". La cuestión es aprender a usar la gomita que viene en la parte de atrás, aprender a "improvisar" una solución.
Y ahora os dejo, que tengo que ir a cometer unos cuantos errores.
sábado, 2 de mayo de 2009
El probe caminante
Una entrada dedicada a mi tía la Porverita, pa que vea que, efectivamente, los versos que le cantaba en el metro hace poco (hay que decir que llevaba dos copitas de vino), los cantaba Camarón en "El caminante".
Son unas bulerías de Antonio Sánchez, si no me equivoco el padre de Paco de Lucía, que aquí le acompaña a la guitarra.
"Si te vas a confesar
no digas nunca las ducas
que me haces de pasar."
Y otra aún mejor:
"Tú no me des tanto que hacer,
que como coja la puerta
nunca más me vas a ver."
Tremendo :)
Ay lai looo lolailololaiiiloooooo laaaai lololailololaaaaailoooo
Son unas bulerías de Antonio Sánchez, si no me equivoco el padre de Paco de Lucía, que aquí le acompaña a la guitarra.
"Si te vas a confesar
no digas nunca las ducas
que me haces de pasar."
Y otra aún mejor:
"Tú no me des tanto que hacer,
que como coja la puerta
nunca más me vas a ver."
Tremendo :)
Ay lai looo lolailololaiiiloooooo laaaai lololailololaaaaailoooo
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