Hace un tiempo leí por casualidad un párrafo de El Quijote que me llegó al alma. Si no me equivoco (no voy a fardar de haber leído semejante tocho, lo empecé pero no pasé del tercer capítulo) es casi al final del libro, cuando el hidalgo está muriendo en su lecho. Ha recuperado la cordura y dejado sus locuras de caballero andante de lado. Su amigo Sancho está con él.
"-¡Ay! -respondió Sancho, llorando-: no se muera vuestra merced, señor mío, sino tome mi consejo y viva muchos años, porque la mayor locura que puede hacer un hombre en esta vida es dejarse morir, sin más ni más, sin que nadie le mate, ni otras manos le acaben que las de la melancolía. Mire no sea perezoso, sino levántese desa cama, y vámonos al campo vestidos de pastores, como tenemos concertado: quizá tras de alguna mata hallaremos a la señora doña Dulcinea desencantada, que no haya más que ver. Si es que se muere de pesar de verse vencido, écheme a mí la culpa, diciendo que por haber yo cinchado mal a Rocinante le derribaron; cuanto más, que vuestra merced habrá visto en sus libros de caballerías ser cosa ordinaria derribarse unos caballeros a otros, y el que es vencido hoy ser vencedor mañana."
Creo que es innecesario comentarlo, habla por si solo. Simplemente quería compartirlo, es un texto que pienso que puede emocionar en momentos difíciles.
Cualquier día, cualquier día nos iremos al campo vestidos de pastores. :)
"Any day now... I shall be released", que dice Bob Dylan.
Hala pues, hasta otra.
1 comentario:
Realmente conmovedor.
Sería de agradecer que todos tuviéramos un Sancho a nuestro lado en los momentos de decaimiento.
Un amigo así no se paga con nada, más que con amistad.
Salud, Quijote
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